¿Blanco y en
botella…?
¡After
shave!
¡Body milk!
¡Piña colada!
¡Leche!
Ni siquiera una pregunta tan sencilla, en apariencia, de
contestar, tiene una respuesta simple.
Decidir que los supuestos (permítaseme la incredulidad)
resultados de una prueba de oposiciones, viciada en su origen, irracional en su
realización y plagada de irregularidades denunciadas por opositores y
sindicatos; sea la base para “cargarse” la lista de interinos, es una nueva
tomadura de pelo por parte de la Consejera de Educación de la Comunidad de
Madrid.
Observando su destructiva gestión, es fácil pensar que si se
le hubiera preguntado, por ejemplo, por las Tablas de Daimiel, su respuesta
habría sido semejante a:
-“Sí, las Tablas de Daimiel, se trata de unas tablas que
fueron entregadas por Dios a Abraham a orillas del Amazonas”.
O, tal vez, reconociendo que se trata de un lugar:
-“Lo siento, pero no pertenece a mi Comunidad y queda fuera
de mis competencias".
Tengo la sospecha de que ni la Consejera, ni otros cuantos
responsables de la destrucción de la
Escuela Pública en la Comunidad de Madrid, superarían una batería de preguntas
de Primaria preparada por cualquiera de los MAESTROS y MAESTRAS a los que intenta ridiculizar.
No deja de resultar chocante que, tras desmantelar la lista
de interinos, la Comunidad se verá obligada a contratar a esos mismos
profesionales para cubrir la gran cantidad de plazas que quedarían
desatendidas.
Eso sí, sin tener que pagar trienios ni generar antigüedad.
Y es que, la verdadera causa es la política de RECORTES
(económicos y de derechos) que nuestra Comunidad de Madrid practica desde hace
dos décadas.
Esta entrada surge tras leer las páginas 48 y 49 de El País, 14 de marzo de 2013.