domingo, 28 de febrero de 2021

De una moto a un policía.

 Hace diez días escribía sobre el vandalismo que quemaba motos o contenedores y destrozaba escaparates, cajeros o mobiliario urbano en nombre de una ilógica defensa de la libertad de expresión.

Los energúmenos delincuentes han evolucionado. Ahora no se conforman con los destrozos y saqueos, sino que intentan asesinar, quemándolo vivo, a un policía, conductor de la furgoneta que incendian. Primero le insultan e intimidan, a continuación derraman e incendian gasolina bajo la furgoneta y, mientras tanto, apedrean la puerta para que el policía no pueda salir.

Afortunadamente, consiguió salir por la otra puerta, ayudado por un compañero.

Yo me pregunto qué habría pasado si no hubiera podido salir sin enfrentarse a sus agresores.

¿Sería legítimo que luchara por su vida, o debería, estoicamente, dejarse quemar vivo?

jueves, 18 de febrero de 2021

¿Por qué han quemado mi moto?

 18 de febrero de 2021.

Uno se levanta temprano para trabajar de repartidor "freelance" (así parece menos duro) en una conocida marca que vende de todo a todos.

En la acera, se me cae el alma a los pies. La que era mi compañera de fatigas, mi herramienta de trabajo, la que me permitía comer casi todos los días...mi moto, yace convertida en un amasijo de hierros calcinados.

No sé qué voy a hacer. Desde luego, no puedo trabajar. Y, si no trabajo, no como, ni puedo pagar el alquiler, el agua o la luz.

Parece ser que una horda de...(no consigo poner nombre a ese grupo de cafres manipulados)... de lo que quiera que sean, defensores de quién sabe qué, que probablemente tengan la vida resuelta por unos padres cumplidores de las leyes que ellos se saltan...esa horda ha quemado mi moto.

Me pregunto por qué.

¿Qué porcentaje de defensa de la libertad de expresión corresponde a la quema de mi moto?

¿Cómo contribuye a unas leyes más justas, que yo no pueda trabajar, el que tú, niñato enmascarado, hayas decidido quemar mi moto?

¿Quién eres tú, energúmeno descerebrado, para arrogarte el deseo de quemar mi moto?

Luego veo que hay destrozos por todos lados. Públicos y privados.

Luego oigo que una manifestante ha perdido un ojo. Me pregunto si no la habrá golpeado el tremendo adoquín lanzado por otro, compañero del que quemó mi moto.

Mientras tanto, los políticos se cubren de insultos montaditos en sus respectivas nubes.

Y yo, sin mi moto. 

Y sin ilusión.

Reflexiones imaginarias de un repartidor en Barcelona.

lunes, 15 de febrero de 2021

Me lo explique, oiga.

 Quince de febrero de 2021.

Seguimos confinados perimetralmente. Creo que es la cuarta semana (he perdido la cuenta, pero no me apetece andar mirando atrás).

Me parece bien.

Mejor dicho, me parecería bien si el resto de medidas fuera coherente.

Pero no es así.

Al menos yo no veo la coherencia.

Por ejemplo, no puede entrar ni salir nadie de la localidad, pero, dentro de ella, los bares están "a tope" y, la gente, luciendo ininterrumpidamente la mascarilla en la barbilla. Creed que lo intento, pero no llego a alcanzar cómo ésta medida disminuye el número de contagios.

Otro ejemplo. Tres amigos no podemos tomar una cerveza en el jardín de uno de nosotros, porque no somos convivientes, pero, si lo hacemos en la terraza de un bar, entonces sí podemos, incluso seis amigos.

Perdonadme de nuevo, pero no comprendo por qué, donde hay menos riesgo no podemos, y donde hay más riesgo, sí.

Por eso, si alguien lo entiende... Me lo explique, oiga.