Hace cinco días, cumplí setenta años.
Entro en la década prodigiosa.
Y es que será un prodigio sobrevivir a la pandemia que nos ataca sin piedad desde el 2020; superar la hecatombe económica que supone en todo el mundo, y que los jóvenes tengan un futuro decente.
Menos mal que están los nietos para mantener las ganas de vivir.
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